Safana Baqla: La arpista de la libertad que desafía la guerra en Siria

Safana, madre, música y activista social, ha sobrevivido en Siria durante más de 13 años, luchando entre la opción de irse y quedarse. Sin embargo, más de seis millones de sirios se han visto obligados a huir de su país.

Ella describe su vida en los últimos años como “la caja de Pandora” o “la caja negra del avión”, algo que enterró durante años para “olvidar y no pensar en nada”, pero que “volvió a abrirse en un instante”.

Damasco, 21 may (SANA)   Safana Baqla, arpista y compositora siria, ha sido arrestada en dos ocasiones y sometida a tortura por el depuesto régimen, pero se niega a abandonar Damasco, a pesar de la partida de casi todos sus amigos durante los primeros años de la Revolución Siria, que comenzó en 2011.

Nacida en Damasco en 1982 y residente en la ciudad toda su vida, Safana se graduó en el Instituto Superior de Música de Damasco en 2008, donde también obtuvo una licenciatura en Literatura Inglesa. Antes de unirse al activismo político, trabajó como traductora y tocaba instrumentos como el arpa, la guitarra y la cítara.

Cuando estallaron las manifestaciones contra el régimen, se unió con fervor a las protestas. Pronto fue apodada “la arpista de la libertad”, y al igual que otras figuras destacadas de la oposición, optó por no abandonar el país en medio de la crisis.

“Seguí participando en las manifestaciones hasta la segunda mitad de 2012, antes de que las armas comenzaran a sonar en el país”, explicó en una entrevista. “Estuve presente en las calles como manifestante y activista, participando en sentadas y protestas pacíficas. También trabajé en la capacitación de jóvenes en habilidades organizativas, en lo que se conoce como organización comunitaria”, agregó.

Arresto y tortura

El 8 de abril de 2012, Safana fue arrestada por primera vez mientras participaba en una vigilia de solidaridad con su amiga Rima Dali, frente al Parlamento. Rima levantó una pancarta que decía: “Detengan la matanza. Queremos construir una Siria para todos los sirios.”

Dali fue liberada después de tres días, mientras que Safana pasó 13 días en detención, ya que era buscada por la llamada Seguridad Política del depuesto régimen.

Durante su encierro, fue mantenida en una celda diminuta junto a una mujer embarazada en la sección de inteligencia de Al-Khatib en Damasco, afiliada al Departamento General de Inteligencia del régimen sirio.

“Pasé tres días escuchando constantemente los gritos de personas siendo torturadas”, relata. “Las condiciones eran pésimas. Los carceleros eran muy crueles, gritando y maldiciendo. Nos servían comida en mal estado dos veces al día y solo nos permitían usar el baño dos veces. Lo más perturbador era el continuo sonido de la tortura”.

Posteriormente, Safana fue transferida a la sucursal Al-Jabba del Departamento de Seguridad Política, donde las condiciones mejoraron ligeramente, aunque “estaba llena de estudiantes universitarios”, aclara. “Eran jóvenes activos en los Comités de Coordinación de Damasco. Todos sus movimientos eran vigilados de cerca, y el régimen logró arrestarlos al desmantelar estos comités pacíficos.”

Un mes después, Safana fue arrestada nuevamente. Aunque la detención fue breve, durando menos de 24 horas, fue “muy estresante psicológicamente”.

“Me arrestaron junto a otras cuatro manifestantes y nos llevaron a la estación de policía de Qanawat, donde fui golpeada, torturada y humillada”.

“A tres de nosotras nos golpearon, nos torturaron con bridas y nos electrocutaron. También recibimos bofetadas y nos insultaron durante el interrogatorio”, recuerda con dolor.

La pérdida y el costo de la resistencia

Además de ser arrestada, Safana ha sufrido pérdidas devastadoras. Desde 2011, ha perdido al 95% de sus amigos, ya sea porque se exiliaron, fueron asesinados bajo tortura o desaparecieron, quedando sin contacto con ellos.

“No muchas personas experimentan la pérdida de seres queridos de esta manera”, confiesa, con tristeza en su voz.

La resistencia a través de la música

Safana sostiene que, si hubiera abandonado el país y se hubiera “convertido en refugiada en algún lugar, invitada o con cualquier otro nombre”, habría sentido que había renunciado a algo que le pertenecía. Por eso, considera que su resiliencia y su amor por su ciudad son las razones que la motivan a resistir, ya que se había despojado de todas las demás armas.

“Una persona es capaz de adaptarse a cualquier circunstancia que elija, ya sea dentro o fuera del país. Aquellos que decidieron irse enfrentaron lo insoportable de vivir bajo este régimen, donde cada detalle de la vida estaba bajo vigilancia y la situación económica empeoraba cada vez más”, afirma Safana Baqla, arpista y traductora.

Entre el arte y la vida: ¿Cómo se aferró Safana a la esperanza?

Además de ser una artista comprometida, Safana es esposa y madre de un niño de 8 años con parálisis cerebral y necesidades especiales, lo que a veces ha hecho que considere la posibilidad de emigrar.

Pese a esto, ella cree que tres elementos han sido clave para enfrentar las difíciles circunstancias de los últimos años.

La música se ha convertido en su refugio, un espacio para sentirse cómoda, expresarse y conocer a nuevas personas. Desde 2016, dedica la mayor parte de su tiempo a un coro de músicas profesionales, del cual es cofundadora, denominado “Coro de Gardenia”.

Además, Safana ha retomado su activismo social y político, que había interrumpido a mediados de 2012, pero ahora de una manera menos confrontativa. Utiliza su banda y una página de cómic en Facebook llamada “Cómic para Siria”, en la que colabora con su esposo y amigos, para expresar sus opiniones sobre la situación en su país.

La arpista sostiene que la música crea un espacio de comunicación con otros que, como ella, enfrentan la adversidad. Antes de la caída del régimen, no conocía mucho sobre los antecedentes de las personas que se unieron a ella en el ámbito musical, debido al miedo de discutir temas delicados. Sin embargo, descubrió que compartían experiencias similares, incluidas las pérdidas de detenidos o mártires.

A pesar de las numerosas pérdidas en su vida, Safana continúa hablando con esperanza. “Los amigos que fallecen siempre tienen un lugar especial en nuestros corazones, pero siempre hay espacio para conocer a más personas como nosotros. Siria es un país enorme y solo en Damasco viven millones de personas”, expresa.

Un nuevo amanecer…¿o una ilusión?

El 8 de diciembre de 2024, los sirios y el mundo despertaron con el anuncio de la caída del régimen de Bashar al-Assad, marcando el fin de casi 14 años de conflicto sangriento.

“Siento una inmensa alegría. Estábamos muertos y hemos vuelto a la vida en el pleno sentido de la palabra. Siento que mi alma ha regresado a mí, pero ¿era necesario que sufriéramos 14 años para llegar a este día?” reflexiona.

Safana describe su vida en los últimos años como “la caja de Pandora” o “la caja negra del avión”, algo que enterró durante años para “olvidar y no pensar en nada”, pero que “volvió a abrirse en un instante”.

Como muchos sirios, Safana teme que le roben su caja nuevamente. “Nadie está dispuesto a que le vuelvan a robar la vida porque hemos experimentado lo que eso significa”, afirma.

Safana Baqla, madre, música y activista social, ha sobrevivido en Siria durante más de 13 años, luchando entre la opción de irse y quedarse. Sin embargo, más de seis millones de sirios se han visto obligados a huir de su país.

Watfeh Salloum

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