Raqa: La capital industrial en la edad de oro del Islam (+ imágenes)

Un análisis comparativo revela la posición única de Raqa entre los principales centros industriales del mundo árabe y musulmán medieval. Mientras Bagdad dominaba la ingeniería mecánica y el conocimiento científico, y Damasco se destacaba en metalurgia y medicina, Raqqa se forjó una reputación como líder en tecnología del vidrio e innovación química. Las ventajas técnicas de la ciudad incluían una experiencia única en vidrio, con evidencia de amplia experimentación y formulaciones pioneras, así como capacidades excepcionales para la fabricación primaria de vidrio.

Raqa, 3 ago (SANA)  Raqa, situada en el norte de Siria, se erige como un hito en la historia industrial de la humanidad. Tras ser designada como la capital temporal del califato abasí, esta ciudad se transformó en un centro neurálgico de innovaciones industriales que dejaron una huella indeleble en el mundo medieval, desde Europa hasta Asia Central.

Su dominio, que se extendió a lo largo de más de cinco siglos, estableció a Raqa como uno de los mayores centros de producción de vidrio y cerámica en el mundo árabe y musulmán, desarrollando cerca de 300 combinaciones distintas de vidrio y produciendo la cerámica distintiva conocida como “Raqa”, que los orientalistas asocian con la artesanía islámica medieval.

El apogeo de Raqa se alcanzó entre finales del siglo VIII y principios del IX, cuando su complejo industrial se extendía a lo largo de dos kilómetros, empleando a cientos de artesanos especializados y marcando el inicio de la primera gran zona industrial de la historia islámica.

Las innovaciones tecnológicas de la ciudad, especialmente la transición del álcali mineral a la ceniza vegetal en la producción de vidrio, no solo redujeron los costos de fabricación, sino que también mejoraron la calidad del producto, estableciendo tecnologías que se difundieron por todo el mundo árabe y musulmán, llegando eventualmente a Europa a través de redes comerciales.

La conquista islámica en 639-640 d.C. por parte de los omeyas sentó las bases para el auge industrial de Raqa, gracias a significativas inversiones en agricultura e infraestructura regional. A pesar del interés de los abasíes, la ciudad mantuvo su carácter multirreligioso, con una población predominantemente árabe cristiana y una minoría judía.

La transformación de Raqa en un importante centro industrial comenzó en 770 d.C., cuando el califa Al-Mansur ordenó la construcción de Rafiqa, un nuevo asentamiento fortificado adyacente a la ciudad original. Esta doble estructura urbana, que incluía la mezquita y el centro comercial consolidado de Raqa junto a la ciudad guarnición de Rafiqa, creó un marco propicio para una expansión industrial sin precedentes. Entre estas ciudades gemelas se desarrolló Al-Muharraqah, un complejo industrial de dos kilómetros que albergaba las instalaciones de producción de vidrio y cerámica más avanzadas de la época.

La revolución en la producción de vidrio

La contribución más significativa de Raqa a la tecnología medieval fue su innovador enfoque en la producción de vidrio. Excavaciones arqueológicas del Proyecto Industrial de la Antigua Raqa han revelado la primera evidencia completa de la fabricación de vidrio árabe en el período islámico, incluyendo hornos de tres cámaras con sistemas de chimenea central que lograban un control de temperatura sin precedentes. Estas instalaciones producían cerca de 300 combinaciones químicas diferentes de vidrio, lo que representa la experimentación más extensa con composiciones de vidrio en el mundo medieval.

Los vidrieros de Raqa fueron pioneros en la transición del costoso álcali mineral a cenizas vegetales como fundente alrededor del año 800 d.C., lo que redujo drásticamente los costos de producción sin sacrificar la calidad. Esta innovación permitió la producción en masa de productos de vidrio de alta calidad, incluyendo vasijas y cristales para complejos palaciegos, así como bloques de vidrio estandarizados para la distribución comercial.

Análisis científicos han revelado tres tipos distintos de vidrio de ceniza vegetal producidos simultáneamente, lo que demuestra una excepcional sofisticación tecnológica y segmentación del mercado.

La escala de producción en Raqa era sin precedentes. El complejo industrial contaba con múltiples hornos, cada uno con cámaras de combustión situadas a tres metros bajo tierra y hornos elevados de dos a tres metros sobre el nivel del suelo. Los residuos de producción, que incluyen miles de piezas de vidrio tubular soplado de diámetros uniformes, indican procesos de fabricación sistemáticos.

 Raqa se destacó como uno de los pocos centros intermedios capaces de producir vidrio primario, creando vidrio en bruto a partir de materias primas en lugar de simplemente moldear vidrio importado, lo que la posicionó como líder tecnológico, compitiendo con los principales centros vidrieros de Egipto y Europa.

Las innovaciones en vidrio de Raqa no solo abarcaron técnicas de producción, sino que también incluyeron el desarrollo del vidrio esmaltado a finales del siglo XII, técnicas que fueron adoptadas posteriormente por los talleres mamelucos de El Cairo y los rasúlidas de Saná. Los cristales producidos en Raqa adornaron los complejos palaciegos de Harun al-Rashid, mientras que las vasijas decorativas y el vidrio utilitario se distribuyeron a través de redes comerciales que se extendían desde Suecia hasta el sur de Rusia.

Redes económicas en tres continentes: El legado industrial de Raqa

Las redes comerciales de Raqa operaban en múltiples escalas. El transporte fluvial a lo largo del Éufrates conectaba la ciudad con Basora y el comercio del Golfo Pérsico, mientras que las rutas terrestres facilitaban el acceso directo a Damasco, Alepo y Bagdad. Comerciantes de diversas regiones, incluidos los chinos a través de las rutas de Asia Central y los rusos mediante las redes del Volga y el Caspio, llegaban a Raqqa, que también mantenía comunicaciones con los mercados europeos.Bottom of Form

La organización económica de Raqa combinaba la inversión pública con la iniciativa privada. La infraestructura necesaria para la producción de vidrio y cerámica representaba una parte significativa del comercio de la ciudad, incluyendo la construcción de hornos, sistemas de agua y talleres. Esta inversión de capital fue respaldada por el mecenazgo del Califato durante el reinado de Harun al-Rashid.

La evidencia arqueológica sugiere que dentro del complejo industrial operaban tanto empresas gubernamentales como privadas.

La importancia económica de Raqa no se limitaba a la manufactura; también incluía la producción agrícola, convirtiéndose en el granero de las capitales iraquíes, levantinas y azdi del Golfo Pérsico. Las exportaciones agrícolas abarcaban higos, cidras, azufaifos y otros cultivos especializados, mientras que las manufacturas incluían cerámica, productos de vidrio, plumas de caña y jabón. Esta combinación de excedentes agrícolas y producción industrial sentó las bases económicas que sustentaron a la población de Raqqa y financiaron la continua innovación tecnológica.

Liderazgo tecnológico en el mundo medieval

Un análisis comparativo revela la posición única de Raqa entre los principales centros industriales del mundo árabe y musulmán medieval. Mientras Bagdad dominaba la ingeniería mecánica y el conocimiento científico, y Damasco se destacaba en metalurgia y medicina, Raqqa se forjó una reputación como líder en tecnología del vidrio e innovación química. Las ventajas técnicas de la ciudad incluían una experiencia única en vidrio, con evidencia de amplia experimentación y formulaciones pioneras, así como capacidades excepcionales para la fabricación primaria de vidrio.

Las innovaciones de Raqa, especialmente en la fabricación de vidrio, influyeron en el desarrollo europeo a través de relaciones comerciales y la transferencia de conocimiento. Los vidrieros europeos medievales adoptaron técnicas pioneras de Raqa, y muchos de los libros industriales de la ciudad fueron traducidos del árabe al alemán, contribuyendo a las tradiciones alquímicas europeas.

En el siglo XII, el sacerdote alemán Rogerus von Helmarshausen, conocido como el sacerdote Teófilo, residió en Raqa, donde aprendió el arte de la vidriera. Regresó a su ciudad natal en Hesse, Alemania, con decenas de libros árabes y tradujo fragmentos para compilar su enciclopedia latina, “Schedula diversarum artium”. Gracias a sus conocimientos adquiridos en Raqa, la artesanía de la vidriera se extendió por el noroeste de Europa, llegando a Gran Bretaña en el siglo XVII.

La trayectoria de Raqa, desde una fortaleza helenística hasta una potencia industrial árabe, representa un capítulo crucial en la historia tecnológica y económica medieval. Durante más de cinco siglos, esta ciudad a orillas del Éufrates sirvió como un nodo vital en las redes continentales que conectaban Europa, Asia y África mediante relaciones manufactureras y comerciales sofisticadas.

En resumen, Raqa no solo fue un centro industrial destacado en la Edad de Oro del Islam, sino que su legado perdura como un testimonio de la innovación y la creatividad que caracterizaron a esta fascinante época de la historia.

Por Watfeh Salloum 

Check Also

Fuerzas de Seguridad hallan fosa común con nueve cadáveres en la zona rural de Latakia

Latakia, 20 ago (SANA)   El Comando de Seguridad Interna de la Gobernación de Latakia anunció …