Damasco, 17 ago (SANA) La capital siria late hoy con el ritmo acelerado de una gran metrópoli, donde el ir y venir de vehículos y peatones da forma a una dinámica urbana marcada por la resiliencia de sus habitantes.
En las principales arterias de la ciudad, el tráfico se convierte en un reflejo del pulso de la vida moderna. Automóviles, autobuses y motocicletas circulan sin pausa, mientras los transeúntes atraviesan las calles en medio de un incesante movimiento que imprime a la capital un aire de vitalidad inquebrantable.
Las horas pico muestran a una ciudad congestionada pero viva, donde los cláxones, el bullicio de los vendedores ambulantes y las conversaciones en las aceras se mezclan en un escenario que combina la prisa del día a día con la calidez característica de los damascenos.
Damasco moderno se erige así como un mosaico de movimiento, donde cada calle refleja la determinación de un pueblo que se aferra a la vida cotidiana, entre la agitación del tráfico y el flujo constante de personas que hacen de la capital siria un espacio pleno de vitalidad.